sábado, 10 de marzo de 2018

Quebrantahuesos -o De cómo y por qué convertirse en Robocop para descansar un poco-


Cuando no puedo con la vida, me rompo un codo. Sencillamente ocurre, no lo hago aposta. Viene muy bien para descansar, aunque es complicado ducharse con la escayola. Sé de lo que hablo porque me he roto los dos codos con un año exacto de distancia entre fractura y fractura. Entre fractura y fractura es un decir, porque fueron varias fracturas simultáneas, exactamente las mismas, en las dos ocasiones.

Soy una persona normal con un trabajo anormal -penoso, si prefieren-. A veces no puedo más y me rompo un codo. Las fracturas de codo duelen mucho. Mucho más que una rodilla, por ejemplo, que en eso también tengo experiencia. Parece ser que las fracturas son más dolorosas cuanto más cerca están de los centros vitales constituidos por el corazón y el cerebro. Sin embargo, sigo recomendando romperse un codo cuando no se puede más. Entre el suicidio y la escayola, ustedes dirán.

Quiero hablarles de mis fracturas gemelas con un año de intervalo. Me he roto de un golpe -literalmente de dos- la cabeza del húmero, la cabeza del radio, la cabeza del cúbito, los dos cóndilos y la tróclea. En total, las dos cabezas del húmero, las dos del radio, las dos del cúbito, los cuatro cóndilos y la dos trócleas.

Esto funciona así: llegas al hospital con un dolor importante y te dicen te has roto el codo o te has roto el (otro) codo otra vez. Mientras esperas a que te hagan unas radiografías, te escayolan el codo roto (no el sano, con suerte) para inmovilizar la articulación y que no vuelvas a cagarla resbalándote en un pasillo o intentando doblar el brazo. Luego te quitan la escayola, te hacen las radiografías y te dicen es una fractura quirúrgica, ¿sabes lo que significa?

Significa que te toman por gilipollas y piensan que no has conseguido el graduado escolar. Bueno, aclaro por si acaso que "quirúrgica" significa date por jodida, hay que operarte por torpe y gilipollas. Aclaro también que no soy tan torpe, pero a veces necesito descansar.

En fin. Dicen te has pulverizado todos los huesos del codo, todos, y la única forma de solucionarlo es operar cuando haya quirófano, ¿has venido con alguien?, ¿lloras porque te duele?, tráele un Voltarén a la chica de la fractura quirúrgica, que parece que le duele.

Bien. Voltarén y a seguir llorando. Me explican que esto se soluciona uniendo los trocitos rotos con unos tornillos de titanio. Verás qué bien, tenemos unos carpinteros de primera, pero hay que esperar un quirófano libre.

En el quirófano libre, diez horas después, alguien dice Joder, qué hostia te has dado. ¿Te has caído? ¿Eres alérgica al huevo?
No, no soy alérgica al huevo, pero sí a los antibióticos, ¿me oyen?, podrían matarme si me inyectan antibióticos. No me van a poner antibióticos, ¿verdad?, ¿puede alguien contestarme?... ¿Oigan?

¿Te has caído o te has tirado? ¿A qué antibióticos exactamente?
A la penicilina y sus derivados, ¿no lo pone ahí?, debería ponerlo. Me dio un choque anafiláctico por inyectarme antibióticos.

Pónle la mascarilla. ¿Cómo se llama la chica? Cuenta hacia atrás de diez a cero, guapa. Tranquila, ¿eh?
Oiga, oiga, me llamo Raquel y soy alérg... a... ah... al... oi...